viernes, 20 de mayo de 2011

Me buscas...

Me buscas. Llegas a mi pasada la media noche, como un soplo de brisa nocturna.


Nocturna, escondida te recibo cobijándote entre mis brazos, entre mis piernas. No es lo correcto, no es lo
que quiero. Pero te tengo, pasada la media noche eres mío. Te refugias en mi cuerpo buscando calmar aquello que te urge desde las entrañas pura lujuria.


Lujuria, que apagas en mi. Que aumenta con nuestra decadencia, hirviendo a fuego lento bajo nuestra piel. Alimentándonos del deseo y la desesperación del otro. Calmando esas ganas de sentir calor, aunque vacío. Nos llena, nos eleva y nos deja caer en la miseria. 


Miseria de no tener el cuerpo del otro sin restricciones, de tener que subsistir de las caricias de aquellos a lo que no deseamos. Regalando los besos que son tuyos, que necesitan el contacto de tus labios.


Labios que susurran, jadean y gimen tu nombre. Que sollozan cuando no estas bebiéndose mis lagrimas amargas. La desesperación nos golpea dejando los cuerpos abatidos, y llegas, todo vuelve a su lugar. Cuando cae el sol eres mío fugazmente. 


Fugazmente  pasa el tiempo a tu lado. Las conversaciones sobran, hablamos con el cuerpo. Nuestro lenguaje las caricias y besos, la expresiones que deseamos son el calor que desprende el cuerpo del otro.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Ella...

Aquí estamos frente a frente, amante fría que quema como el fuego contra mi piel, derramando el rojo elixir que corre por estas muertas venas.
Fiel compañera que escucha mis llanto, que no juzga. Solo das alivio, concedes desahogo sin pedir nada a cambio. 
Delicada en mis manos cuando quieres. Mortal, siempre. Amiga. 

El espejo nos recibe a las dos, somos bouyer. No gusta admirar nuestro trabajo, ver como cada trazo es dibujado, marcándose. Sentir como el dolor lame la piel, como escuece y te va inundando el alivio. 
El dolor va fluyendo caliente dejando a su paso paz y sosiego.

Hoy no es diferente, el motivo tal vez lo sea. El sentimiento es el mismo, ahogo profundo y amargo. Constriñendo el cuerpo hasta sentir que explotaras, esparciendo lo poco que llevas dentro. 
Tal vez seria mejor así, pero me asusta dejar de sentir el helado toque de esa dama que me devuelve a la realidad consiguiendo que sienta algo mas que soledad y amargura.

Tiemblo de anticipación al sentirla entre mis dedos, ligera como una pluma. Ella fría se va calentando con el liviano toque de mis dedos que la sujetan con devoción y respeto, como merece ser tratada.
Levanto la vista, clavándola en esos ojos oscuros que me miran del otro lado del espejo, se supone que es mi reflejo aunque no me reconozca en el. 
La imagen que me devuelve la mirada ya no es esa tierna niña de sonrisa alegre, es un ser de mirada vacía y de aspecto demacrado. La viva imagen de la muerte. 
La piel se abraza a los huesos como un amante delicado, el color que predomina el gris. Sus mejillas dejaron de ser sonrosadas hace mucho. 
Bajo la mirada por ese cuerpo siendo consciente de que es una carcasa vacía, solo es el recordatorio de que alguna vez estaba habitado por un alma.
No soporto mirarme en el espejo, aparto la vista. La centro en mis manos pero sin verlas realmente, lo único que importa es lo que portan.

En ella deposito todas mis esperanza y sueños. Conocedora de mis secretos y faltas, la única que me ama tal y como soy, dando cariño sin juzgar.
Me vuelve ha asaltar el vacío, esa sensación de ahogo. Las lágrimas pugnan por salir, no las dejare. No es así como quiero aliviar lo que me carcome, no es el modo que necesito, no así. Sangre y dolor, es lo único que me alivia. 
Siento que no las puedo contener más, que invaden mis ojos. Aprieto la cuchilla, cortando mi palma. Jadeo, se siente más liviana la presión.



domingo, 15 de mayo de 2011

Cuando...

No soporto no tenerte, no poder tocarte. Hay veces en las que realmente necesito un abrazo y no estas, no puedo tener tus brazos a mi alredor, y es en esos momentos en los que abrazo fuerte la almohada y lloro. 
Lloro mientras imagino que eres tu.

Me imagino apretada contra tu pecho, escuchando tus latidos mientras mi respiración se acopla a la tuya, pensando entupidamente que somos uno. Dos seres que van en sintonía. 
La misma que tenemos cuando estamos en la cama, cuando tu cuerpo se funde con el mío, cuando tu piel se adhiere a la mía. En esos momentos siento que realmente somos un todo. Se que me engaño, no lo somos. 

Te hecho tanto de menos, no imagine que seria así. Pero tocarte fue el cielo para mi, tener tus labios sobre los míos. Cada vez que lo recuerdo se calientan mis mejillas. Ese recuerdo lo atesoro en mi corazón junto a la primera vez que yacimos juntos. 
No sabia que tanto placer fuera posible, tal cantidad de sensaciones que no conocía, abriste el cielo para mi para después dejar que cayera en el infierno. Infierno de no tenerte.
Y lloro, día y noche, es triste pero te amo y se que tu a mi no. Me esta matando este sentimiento que deseo jamás haber conocido. Aprisiona mi pecho no me deja respirar, cuando me llamas desaparece es oír tu voz y me siento volar de nuevo, liviana como una pluma. Es efímero dura lo que tus llamadas. 

Como una idiota te pregunto que cuando vendrás, te cuento que me siento sola en este apartamento, que no es igual desde que no estas. Que cuando vuelves a tus viajes de negocios, esos que no hacías pero que la idiota esa se tragaba. Esas semanas que pasábamos juntos, solos tu y yo. Horas por delante en las que compartíamos mil cosas. 
Cuando las recuerdo pienso en lo cínico que eres, el maestro del engaño y la mentira, eso eres. Se te da bien hacerlo y a mi creerlas, porque así lo quiero. El hecho de pensar que realmente compartimos, que no es una fantasía me llena. Alejo esos pensamientos aun me gusta pensar en ti de ese modo, de la manera que me quise creer que eras. Es menos doloroso verte así, no me quiero arrepentir de nada, no lo quiero. Pero lo hago.

Me arrepiento de haberte conocido, es triste pero es así. Nunca me sucedió antes pero cada día que pasa me asalta mas ese pensamiento. Me ronda el si no… y ahí aparece tu nombre y lo que hemos vivido, no existiría y con ello se llevaría el dolor que me provoca. Ese mismo que me esta comiendo por dentro.
Desde que no estas deje de ser yo, no mas sonrisas. No mas felicidad. Solo quedo este cuerpo que siempre tiene frío, al que no le apetece mas que llorar. Me estoy dejando morir, lo se. Es lo único que quiero.
No creo que nadie lo comprenda, nunca lo hacen. No llegan a tal comprensión hasta que no lo viven en sus carnes. Algunos me tacharan de niña malcriada, tal vez lo sea. Me es indiferente, para mi no hay nada mas, no me queda nada. Todo se fue contigo. Lo bueno y lo malo.

Cuando recuerdo ese te quiero que escapo de tus labios me estremezco y me llena la dicha, de ese modo lo quiero rememorar. Realmente fue intencionado, me di cuenta demasiado tarde o cuando no me quedo mas que admitirlo. 
Otro de tus engaños, ibas preparando el camino para lo que te proponías, ablandarme con cariños y hermosas palabras que no portaban ningún sentimiento pero iban cargada de intenciones. 
Así es todo contigo, premeditado. Medido hasta el milímetro, dabas o hacías para recibir lo mismo, nunca en vano. Siempre buscando algo a cambio, contigo era todo un trueque. 

Nada contigo era hecho por el placer de hacerlo, siempre buscando el beneficio propio. He de reconocer que cada cosa la devolvía de buena gana, era un juego divertido pero también, había veces en las que no me apetecía por mil y un motivos que no te contaba o no te interesaba saber. 

Me asaltan eso días en los que compartíamos cama y piel, se sentía tan sublime, me saciabas en todos los sentidos. El modo en el que me hacías gozar, no imaginar que podría ser tan placentero. Cada roce lo era, así es como se sentía contigo, cada palabra en el momento oportuno hacia arder mi cuerpo. Era como acariciar el cielo con los dedos. El acabar a la vez y caer uno sobre el otro, permanecer así mientras nuestras respiraciones volvían a la normalidad acompasándose lentamente. Dejarnos llevar por Morfeo sin dejar de tocar el cuerpo del otro, permanecer así hasta que llegara el amanecer y ver como el sol también quería acariciar tu piel. 

Me gustaba despertar temprano para no pederme ese espectáculo, maravilloso casi mágico, un juego de sobras y luces sobre tu cuerpo del cual yo era la única espectadora. Disfrutaba de ello muchísimo, como de ver como despertabas y me sonreías. Dulce, así es como recuerdo tu sonrisa, y el modo en el que me apretabas contra tu cuerpo y me besabas.

domingo, 8 de mayo de 2011

Sueño

El sonido de tu voz me despertó, estaba tendida boca bajo, me llamaste por ese apodo que tanto me gusta. Nena, susurrabas mientras me besabas. Tus labios rozaron mi cuello y bajaron por mi espalda a la vez que tus dedos acariciaban mis costados.

Te detuviste en el borde de mi ropa interior, delineándolas con la lengua. Amarrándote a ellas y deslizándolas suavemente por mis piernas a la vez que me decías que sabia lo que me ibas a hacer. 
Lo sabia y deseaba. 

Dejaste mi ropa interior a la altura de mis rodillas, tus manos subieron por mis muslos calentándome, separaste mis piernas abriéndome a ti. Me ceñiste por las caderas tirando de ellas, elevándolas. 
Jadee, cuando tu mano se planto en mi centro presionándolo hasta deslizarse subiendo por mi culo. 

Te colocaste sobre mi, tu miembro rozo mi trasero, te frotaste cálido y duro contra mi. Haciendo que enloqueciera de ganas. Me restregué ansiosa, mientras tu te apretabas contra mi entrada. 
Sisee de gusto hasta notar que entraste por completo. 

Así permaneciste, notándote duro y caliente dentro de mi,  hasta que me asiste por las caderas anclándome a tu cuerpo para comenzar a moverte dentro de mi...